Todos los hombres son humanos, y lo que cabe en mi, debe caber en los demás. Y viceversa. Por que todos los hombres somos humanos. Que quepa en mi, luchando, el extraño mundo alrededor, sus egoísmos injustificados, su decencia a cuenta gotas, su fino individualismo brutal… para que luego, lo que cabe en mi, quepa en los otros, y en los otros y en los otros… Por que todos somos hombres. Por que todos vivimos y morimos esperando algo.
Por esto, debemos de formarnos, de crecer y reproducirnos en tres aspectos o características… horizontalidad, autonomía y democracia directa.
Digo la mayor horizontalidad, porque si bien debe de haber una jerarquía institucional, todos tenemos los mismos derechos y obligaciones, nadie esta por encima de otro.
Digo también mayor autonomía; porque es en cada fabrica, en cada barrio, en cada partido, en cada distrito, donde se conoce realmente las problemáticas de la gente… esa gente real, que trabaja, que a veces no almuerza y otras no cena. Pero que juntas pueden de cambiar las cosas. Y repito y aclaro, la mayor autonomía posible, porque soy realista y no digo libertad.
Y por último, democracia directa, porque las decisiones deben de ser tomadas en asambleas… barriales obreras en las fabrica y demás, donde todos puedan llevar sus propuestas y necesidades, dar su opinión y tener su voto, igual al mío, igual al tuyo.
Porque creo que se puede revertir esta realidad, no solo con un cambio de gobierno, sino de sistema de sociedad, donde no haya ningún ser humano por encima de otro, donde no existan ni ricos ni pobres, donde la tierra, el trabajo, la justicia y la educación estén en manos del pueblo y realmente podamos decidir nuestro futuro.
Porque es ahora y será mañana, en la lucha de los pueblos, donde se respire aire libre.
Me reproduzco invitándote, aquí, o en cualquier punta del país que más te guste, te pares a respirar un poco de patria… de pueblo. Un poco de ese aire fresco que hay en la lucha del pueblo que se banca y desafía la mugre.