Por: Pino Solanas
La iniciativa del gobierno de estatizar Aerolinas Argentinas plantea serios interrogantes a la vez que confirma el rotundo fracaso del modelo privatizador de los transportes públicos. Se pretende retomar Aerolíneas con su flota y oficinas internacionales vendidas, los talleres vaciados y un pasivo de u$s 900 millones. Lo más probable es que sea otro capítulo del viejo culebrón “ El Estado Rebobo” que cuenta como se lo roba y vuelve a hacerse cargo de las deudas que deja el agradecido concesionario privado. ¿Qué enseñanzas deja el vaciamiento y privatización de nuestra línea aérea de bandera? ¿Qué medidas deberían tomarse para evitar otra defraudación?¿Debemos retomar Aerolíneas o crear una nueva empresa –esta vez pública-retomando sus rutas y excelente personal?
Aerolíneas Argentinas fue creada en 1950 por el gobierno de Perón y llegó a ser líder de las compañías del hemisferio sur. Daba beneficios y era considerada de las más seguras del mundo. Al comienzo de los años 90 fue valuada en algo más de US$ 600 millones, muy por debajo de su valor real. La tasación del Boeing 707 -que estaba volando- fué de 1 dólar, lo que motivó el pedido de la Fuerza Aérea para que se lo cedieran y aún sigue operando. Contaba con una flota de 28 aviones propios y uno alquilado- con rutas internacionales y el monopolio de las de cabotaje. Al momento de la licitación el único interesado fue Iberia, que ofertó US$ 260 millones en efectivo por el 85% de las acciones, más otros u$s 560 millones en títulos de la deuda argentina que cotizaban en el mercado 20% de su valor nominal, pero se los tomaba al 100% para comprar empresas del Estado. Eran los tiempos alegres del Plan Brady-Cavallo .
La privatización de Aerolíneas se consumó con abusos jurídicos y económicos inaceptables. Para comprarla , Iberia hipotecó la flota de aviones de nuestra compañía y la Corte Suprema inventó la oscura teoría del per saltum para sacarle la causa al juez natural Garzón Funes. Allí no terminó la cosa: los talleres de Aerolíneas, que contaban con 3 simuladores de navegación e innumerables repuestos, fueron vaciados y transferidos a Madrid; se levantaron rutas internacionales y nacionales mientras los aviones y las oficinas en Paris, New York y otras capitales, se vendieron. Para evitar la quiebra, en el 2001 el gobierno español extendió un crédito de 800 millones de euros al grupo Marsans destinado a pagar las deudas de Aerolíneas y comprarla. El nuevo operador las pagó en parte y el resto del dinero fue desviado hacia otros fines. Como su hermana venezolana Viasa - también comprada por Iberia- Aerolíneas terminó vaciada y quebrada.
¿OTRA FALSA “ARGENTINIZACION”?
Ahora el gobierno sale en salvataje del concesionario español que deja la empresa con una deuda que ronda u$s 900 millones, un solo avión propio y 43 alquilados, pero la mitad no vuela por averías. ¿Por qué el Estado Argentino, siendo acreedor de Aerolíneas, tiene que hacerse cargo del quebranto? ¿No pasó lo mismo con la vieja privatización de Austral, quebrada por el grupo Pescarmona? ¿ Otra vez pagaremos deudas para volver a entregar la empresa al capital privado o a López Mena, dueño de Buquebús o será otra falsa “ argentinización” como la de YPF-Repsol con el banquero Ezquenazi ? ¿Se exigirá una auditoría de inventario de los bienes entregados? ¿Cómo y quienes tasarán la fundida compañía cuyo activo son las rutas y el personal? Frente a las alternativas que abre el traspaso de Aerolíneas al Estado, recordemos que los servicios públicos como las escuelas y los hospitales, no tienen como objetivo dar ganancia sino un servicio social a la comunidad. Los transportes y las comunicaciones son asuntos estratégicos que exigen un gran debate y convocar a las universidades y organizaciones sociales y políticas a estudiar un nuevo modelo de gestión pública.
ALTERNATIVAS AL MODELO PRIVATIZADOR
¿Cuál es la alternativa a la vieja empresa estatal bajo control del partido gobernante o a la compañía privada que busca beneficios rápidos a cualquier precio?¿Con lo que se piensa gastar: no es hora de partir hacia un nuevo modelo de empresa pública donde los usuarios y trabajadores participen en su control ? El debate postergado entre lo público y privado sigue ocultando falsos mitos como que el Estado es mal administrador. Las instituciones no son responsables de sus conducciones como no lo es el automóvil ante su víctima. Las privatizaciones demostraron lo contrario de lo que anunciaban: fueron y siguen siendo un pésimo negocio y un robo a la Nación. El gobierno nacional no tiene el proyecto de reconstruir la aeronavegación. Las rutas de cabotaje comenzaron a cederse a compañías extranjeras cuando el Estado - además de Austral- cuenta con dos empresas que esperan se las dote de equipos: LAFSA, con personal y sin aviones; y LADE, con una vieja flota donde vuelan pocos aviones . ¿No sería más sensato que en base a ellas y al personal y rutas de Aerolíneas, se invierta en una nueva compañía lo que se piensa pagar por las deudas de Marsans? La Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatiza-ciones, hasta hoy fue cómplice del despojo. Es de esperar que esta vez el Congreso impulse un gran debate sobre el futuro de la aerolínea de bandera y la reconstrucción del sistema integral de transporte.
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